Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana

El Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana es un cenobio de monjas de la Congregación de Monasterios de Monjas Cistercienses de San Bernardo construido a finales del siglo XVIII en estilo Neoclásico, sito en la Plaza de Santa Ana de la ciudad de Valladolid (comunidad de Castilla y León, España). El Monasterio posee un museo de arte sacro que incluye valiosas piezas de la escultura barroca castellana, mientras que la iglesia atesora tres lienzos juveniles de Goya, únicos cuadros del pintor conservados en Castilla y León.

Historia
El convento primitivo fue fundado en 1596 para acoger una comunidad de monjas Bernardas Recoletas (Cistercienses) y su construcción corrió a cargo de Francisco Praves. En 1777, encontrándose el edificio muy deteriorado y amenazando ruina, la comunidad se dirigió al rey Carlos III solicitando amparo y la reconstrucción del mismo, ya que era fundación de patronato regio. El monarca encargó los planos de la nueva construcción a su arquitecto Francesco Sabatini, iniciándose las obras en 1780. El nuevo edificio se inauguró en 1787.
La actual comunidad de monjas pertenece a la Orden Cisterciense de San Bernardo o de Castilla. El Monasterio es también la sede de la Cofradía del Santo Entierro. En 1956 fue declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional, tratándose por tanto de un Bien de Interés Cultural (BIC).

Construido en un estilo neoclásico particularmente sobrio, en su exterior el monasterio apenas presenta elementos decorativos, fuera del esquema de impostas lisas y molduraje de placas que recorre sus muros y articulan la fachada; la fachada que corresponde a la iglesia tiene unas molduras más ricas que jerarquizan la fachada y señalan la situación de la iglesia dentro del conjunto. Su geometría es insistentemente rectilínea. La fachada busca perspectivas y tener presencia urbana. La escultura de Santa Ana que figura dentro de una hornacina sobre el dintel de la puerta es obra del siglo XVI y se cree que procede del viejo monasterio. El frontón que corona la fachada lleva en el tímpano las Armas Reales.
Del conjunto monástico, destaca la iglesia, cuya planta adopta la forma elíptica y se cubre con cúpula con cúpula de la misma forma en la que se abren óculos y una estrecha linterna cilíndrica. El interior de la iglesia se organiza por medio de pilastras toscanas que sujetan un gran entablamento del mismo orden sobre en que nace la cúpula. A lo largo del eje mayor de la elipse se engarzan el pórtico de la iglesia, cuadrado y cubierto con cielorraso, la iglesia propiamente dicha, con su forma elíptica, y la capilla mayor, cuadrada y también cubierta con cúpula, que se abre a la elipse a través de un gran arco que sobrepasa el entablemento para que la conxión entre la elipse y la capilla meyor sea lo más intensa posible.
Todo esto da como resultado una espacialidad intensamente barroca, de cariz borrominesco (si bien con una decoración neoclásica), en la que se van engarzando planos en el eje mayor, que se remata por el retablo mayor de la iglesia. Al lado de la Epístola de la capilla mayor se abre el coro monacal, que contiene una sillería neoclásica. En la elipse, situadas entre las pilastras toscanas, existen seis hornacinas (tres a cada lado del eje mayor) que acogen seis grandes retablos neoclásicos, realizados en madera, jaspeados imitando mármoles verdes y dorados con pan de oro, y decorados con angelotes marmorizados, aletones, pilastras y frontones triangulares y curvos alternados.

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