Para Lanfranco Bombelli, el arquitecto italiano que firma esta obra de la costa mediterránea, la excelente ubicación del terreno era un factor a tener en cuenta a la hora de plantear tanto su distribución como su concepción estructural. La casa se localiza en primera línea de costa y se aleja del bullicio turístico. Aprovechó la fantástica piedra extraída durante la excavación del terreno para levantar sus muros y planteó grandes huecos en la fachada que mira al mar para aprovechar al máximo las espléndidas vistas. Porches y terrazas se encargan de preservar la intimidad del interior.
Tras los ventanales, estancias despejadas que llaman la atención por los altísimos techos de bovedillas –una concepción muy característica de la arquitectura de la zona– y sus largas paredes pintada de blanco. Su unión con el suelo de toba de Sant Genís da un aire limpio y puro a todas las estancias de la casa.
Las fachadas y muretes se levantaron con piedra de la zona. La mayoría de las estancias desembocan en terrazas protegidas por pérgolas o aleros.
En cuanto a la distribución, el arquitecto dio respuesta al deseo de los dueños de disfrutar la vivienda junto con amigos y familiares durante los veranos. Por eso ideó una habitación principal que puede funcionar como apartamento independiente. Una especie de suite compuesta por una minicocina, una zona de estar y una pequeña piscina resguardada por muretes. El resto de la casa acoge cuartos de invitados y estancias comunes de gran amplitud, que incluyen varios ambientes en un mismo espacio para que cada cual encuentre su rincón preferido.
El salón se ha separado del vestíbulo a través de una estantería de obra con baldas de madera y con grandes huecos que recorren por entero uno de sus laterales.
Con dos zonas de estar, el espacio está presidido por una chimenea de hierro, diseño del mismo Bombelli, y se situa en un nivel inferior respecto al comerdor.
Los muebles se integran en la estructura y algunos parecen formar parte de la propia arquitectura. Tapicerías en blanco, maderas claras y diseños limpios, sin ornamentación, quedan en un segundo plano para dejar el primer puesto a la luminosidad y a las vistas.